De entre todas estas millones de vidas, algunas se unen en diferentes niveles. Conoces a tus compañeros de clase, sabes datos sueltos sobre ellos, cosas en su mayor parte sin relevancia. Algunos de ellos llegan a formar parte de un círculo de confianza, con los que llegas a sincerarte en ciertos aspectos, y dejas que compartan parte de esa gigantesca complejidad de vida contigo. Y otros, muy pocos, a veces tan sólo uno o dos, alcanzan la categoría de amigo de verdad, esa persona que no es extraña, que ya forma una parte más de la red de pensamientos, ideas y sentimientos. La vida de ambos converge en algún punto.
Hoy me gustaría hablar de una de esas personas. Una verdadera amiga. Le prometí una entrada en el manicomio, y ya estaba tardando en elaborarla. Porque se la merece, porque se la debía. Hoy dejadme que os hable de Peke.
Un diseño de Peke que me ha flipado particularmente
Su nombre real no tiene importancia, tan sólo es un dato identificativo que parece junto a su foto en el carnet de identidad. Por eso, para mi es Peke, mi querida Peke, y seguirá siéndolo hasta el día que me muera. Y no es porque sea más pequeña que yo (de hecho, es casi un año mayor), ni porque sea más baja (que vale, sí que lo es); es porque después de tanto tiempo, más que una amiga, es una hermana pequeña a la que eres incapaz de no querer.Nos conocimos un San Jorge, hace más de seis años. En la vida de un adulto, seis años no es demasiado, una anecdota como cualquier otra. En la vida de un preadolescente por aquel entonces, seis años son una vida. Y es que hemos pasado tantas cosas juntos, que me da la sensación de conocerla de siempre. Y después de todo, aún sigue ahí. Nunca se fue, nunca me ignoró, y nunca me negó su apoyo. Y yo espero haberla correspondido de igual forma. Y es que, ahora, años después de ese San Jorge, es cuando puedo decir que Peke es una de esas personas de las que he hablado. Alguien a quién le confías tu secreto más oscuro, tu deseo más íntimo o tu idea más loca. Una de las tres personas de mi vida que es capaz de hacerme sentir bien sin necesidad de hacer nada, sólo por "estar ahí".
Así que, por eso, y en recuerdo de las risas, los llantos, las broncas, el oso de peluche, el abrigo rosita largo, las cartas, las muletas, los clavos en la pierna, los retrasos interminables, las cenas, los viajes en coche, el intercambio, Francia, el "lo hablamos cuando volvamos", la puesta de sol, los sms, los mails, los "ei uraaal", las fotos, los piques paternos, la fanta que voló, la lámpara de sal y los años tratando de que pasaras la mejor tarde de tu vida, te dedico esta entrada.
Y ya que estoy, aprovecho para colgar un enlace a su blog de diseños: http://www.flickr.com/photos/15906091@N05/. Sigue así, me gusta lo que has puesto, espero que sigas colgando más. Sabía que valías para esto ^^.
Saludos, dementes varios.