Cenando el otro día con amigos y compañeros surgió una discusión que desencadenó una pequeña batalla campal entre todos los asistentes, y que hoy quiero trasladar a las salas del manicomio. El tema a tratar son las "plazas reservadas" a distintos colectivos que muchos de los lectores conocerán, ya sea porque estén en edad universitaria o porque ya hayan pasado por ella en años anteriores. Para aquellos que no sepan de que hablo, nos referimos a una serie de plazas de matriculación en una carrera, que están reservadas a diferentes colectivos y que establecen su propia nota de corte (nota mínima con la que un estudiante puede ingresar en dicha facultad por primera vez), independientemente de la establecida en el resto de las matriculaciones "normales". Las personas que pueden beneficiarse de esta facilidad son, entre otros, los mayores de 25 años, las personas con discapacidades o los deportistas de alto nivel y rendimiento. Estos últimos, por ejemplo, y en el caso de mi universidad, tienen reservadas un 3% de las plazas. Teniendo en cuenta que hay unas 130 plazas, 4 de ellas serán para un deportista de élite. Así, si en las matriculaciones normales de una carrera de Medicina, la nota de corte se queda en un 8, un deportista, con su plaza reservada, podría entrar con un 5.
Y aquí es cuando comienza la batalla. Por un lado, aquellos que ven esto como algo lógico y normal, es más, como algo necesario. Y por otro, los que vemos en esa reserva de plazas para "deportistas de alto nivel" una locura.
En primer lugar, los pro-deportistas alegaban que esas plazas no se quitaban a nadie, ya que eran aparte del resto. Error. Con la propuesta de la Junta de Extremadura que se aprobó respecto a reservas de plazas delante de mí, se lee claramente que de entre todas las plazas ofertadas por la facultad, un 3% de ellas deben estar reservadas a los deportistas. De entre el total. Es decir, que si esas plazas no son cubiertas por los "élite", se ocuparán con "meros mortales". Conclusión: les están quitando esas plazas a estudiantes que probablemente sean más capaces.
Por otro lado, los pro-deportistas alegaban que hace falta entrenar muchas horas para llegar a ser bueno, y que eso resta muchísimo tiempo que otros pueden dedicar a estudiar, y que por eso mismo, hay que darles facilidades. En efecto, yo tengo más tiempo para estudiar, PORQUE NO ENTRENO PARA SER DEPORTISTA. Ellos han elegido serlo. Yo no. Yo elegí dedicar mi vida a formarme para otra cosa. Si tu pasión es tu deporte y te gustaría dedicarte a ello, hazlo. Pero tetas y sopa no caben en boca.
Ante este razonamiento, los pro-deportistas hacían referencia a que es muy importante hacer promoción del deporte, animar y concienciar a la sociedad de su importancia. Si a un chaval que le gusta y que quiere profundizar en sus capacidades físicas no se le dan alicientes para, además, estudiar, nadie entrenaría para poder estudiar, y el deporte profesional acabaría por desaparecer. Un deportista profesional se retira mucho más joven que cualquier otra profesión, y no puede vivir de su disciplina, necesitando un "colchón de estudios" por el que salir cuando su grifo de competiciones se acabe (o cuando fracase en su intento por ser alguien importante). Hasta ahí, puedo aceptarlo (aunque sigo pensando que una vez dejes el deporte, es el momento de ingresar en la universidad, no antes. Si por entrenar desde niño no tienes nota suficiente para hacer algo exigente, pues ajo y agua, no voy a darte una plaza porque tengas el capricho de estudiar eso). Pero si esto es así para los deportistas, ¿por qué no para un músico? ¿O un pintor? ¿Por qué, si un pianista extraordinario emplea en practicar tantas horas como el deportista en entrenar, no se le reserva una plaza? ¿Quiere esto decir que hay que promocionar el deporte, pero no la cultura?
El último argumento que esgrimieron los pro-deportistas antes de que aquello derivase en una sucesión de gritos, alboroto y malas caras, es que un deportista en una competición mundial no se representa a sí mismo, sino a todo el país, y que si gana, Gobierno y Junta va a ir a chupar del bote, aprovechándose del chaval de turno. Pero repito, lo mismo ocurriría con un pintor o músico. Decían, además, que parte del premio por ganar una competición iba a parar a Hacienda. Dinero que luego se usaba para pagar otras becas. Coño, el dinero del deportista y el de cualquier trabajador, que todos pagan a Hacienda, no te jode. Y respecto a lo de que representa a un país, difiero completamente. Una selección, como la de baloncesto, puede. Pero un deportista en categoría individual, no representa a un país. Cuando Nadal gana el Roland Garros, no gana España, gana Nadal. Igual que si Alex de la Iglesia gana el Oscar a la mejor película. Si tu quieres sentirte orgulloso porque un vecino ha ganado algo, adelante, pero no tiene nada que ver con que le tengas que dar una plaza de estudios por ello. Vamos, estoy viendo ahora mismo a un pequeño Fernando Alonso metido en un kart y pensando "Tengo que entrenar mucho mucho mucho, pero no para ser el mejor, sino por la gloria de mi país. ¡El dinero y la fama es lo de menos!".
La conclusión que saqué de todo esto fue que si se dan facilidades a un chaval que juega al fútbol muy bien es porque existe una posibilidad de que ese chaval crezca convertido en el nuevo Maradona, y que gane una obscena cantidad de dinero, del que luego chuparan todos los que le "ayudaron" en su momento. Por el interés, te doy plaza, Andrés. Y lo odio.
1 comentario:
Muy bueno Miguel. Me ha gustado muchísimo.
El deporte es importante pero es su justa medida. La mayoría de los deportistas de élite acaban echos polvo y se hacen entrenadores o algo del mundillo porque no saben hacer otra cosa.
Mi opinión es que se los explota, nada en exceso es bueno. Y al final solo son títeres a los que se mangonea y se decide sobre su futuro. Igual que les pasa a los niños prodigio de la música, o el cine.
¿Que si deben tener plazas reservadas? Sinceramente dudo que alguno se meta a médico. Aunque entre, dificilmente va a salir, porque hay q estudiar y si no tienen tiempo pues catearán como todos.
Y lo mismo pasará con casi todas las carreras.
Asi que no me parece mal que las haya, simplemente porque si deciden hacer una carrera, a lo mejor es porque se han dado cuenta de que están hasta las narices de hacer lo que otros le mandan.
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