04 marzo 2012

El ciclo de la ropa

Es indudable que todo ser sigue un ciclo de vida. Nacen, crecen, se reproducen si les da por ahí, y mueren con más o menos estilo. Es el ciclo sin fin, que lo envuelve todo (toma referencia cinematográfica). Pero no sólo los seres vivos cumplen con este ciclo. Estamos rodeados de él por todas partes, en los objetos más cotidianos, como un frigorífico o la ropa. Y esto es algo que un estudiante que vive lejos de la tutela paterna sabe muy bien. Y si no, fijaos bien: vuestra ropa cumple siempre con su ciclo, sean camisetas, pantalones, blusas o faldas. Puede que según la disposición de vuestras habitaciones y pisos sea algo diferente de la mia o la de vuestros amigos. Pero siempre se cumplirá.

Es por ello que quiero haceros conscientes de este bonito círculo de muerte y resurrección en el que participáis sin daros cuenta. Es pequeño, pero a la vez muy grande. Solemne en determinados momentos. Y constante.

EL CICLO VITAL DE UNA CAMISETA

Pongamos por ejemplo esa camiseta inocente, con ese dibujillo simpático, que te has puesto hasta la saciedad. Esa camiseta no es la misma hoy que cuando la compraste. Ha vuelto a nacer una y otra vez, reencarnándose y renovándose cuál hindú, que antes ha pasado las vidas de lombriz, puma, escarabajo pelotero, productor musical y vendedor de seguros.

EL NACIMIENTO

El primer punto del ciclo vital de tu camiseta comienza, como en el ser humano, viendo la luz. Cuál parto simulado, es dada a luz a través de la puerta de tu armario abierto, dobladita y limpia como la dejaste. Así, fresca y reluciente, está dispuesta a cumplir con su cometido: vestir ese cuerpo serrano tuyo.

LA VIDA EXTRA-ARMARIL

Una vez tu camiseta vuelve contigo a casa, menos fresca, menos reluciente y por lo general más maloliente, es depositada en su primera residencia: la cama. Ese objeto con doble vida, reposo de noche, almacén de día. Allí tu camiseta pasa el día hasta el momento en el que, cuando quieres dormir, es trasladada, junto con sus otros compañeros roperos, a su segunda residencia nocturna: la silla. Cumple así con un subciclo dentro de su ciclo principal, en el que reposa tumbada por el día, y se sienta de noche.



LA PRUEBA DEL OLFATO

En ciertos momentos de esta parte de su vida, la camiseta es sometida a una importante prueba de selección olfativa. Su dueño coloca las fosas nasales a la altura de lo que viene siendo la axila, o sobaquillo, y aspira fuertemente, valorando el nivel de toxicidad que expele la camiseta. Si no cumple con los niveles de peligrosidad establecidos, es seleccionada de nuevo para el vestir, volviendo de nuevo al final de la primera etapa. Sin embargo, si no pasa las pruebas olfatorias, continua su ciclo vital a la nueva fase.

LA DECADENCIA

En el momento en el que ya no puede cumplir su cometido, la camiseta, pobre e impregnada con todos los desechos malolientes de su amo, es arrojada con desprecio a su decadencia, dejándola tirada en una improvisada residencia de ropa sucia, que en mi caso es conocida como "el cuarto de al lado encima del sofá-cama cutre ese". 

LA MUERTE Y FUNERAL

Finalmente, desechada al final de su ciclo, la camiseta muere. Días después, a modo de simbólico funeral, es enterrada en una fosa común llamada maleta, junto al resto de sus compañeros, que como ella, cumplieron hasta el final con su cometido y ciclo. Al final de su vida, la camiseta se traslada a su tierra natal, a su hogar, donde es recibido por los amables, húmedos y espumosos brazos del dios Lavadora. Y allí, reforzada por el poder del jabón y suavizante, renace nueva, limpia, reencarnada. Para comenzar again el ciclo sin fin.

Ahora id, y dar las gracias a esa camiseta que seguro que tenéis tirada ahora mismo en vuestra cama.

1 comentario:

OUCH dijo...

hahahaha me están dando pena las camisetas que tengo tiradas ahora mismo por la habitación!

google me ha traído hasta tu blog al estar buscando fotos de beetlejuice! (por una entrada antigua que publicaste) qué cosas..